Conservación y Mantenimiento
Es preciso recuperar los ritos temporales del mantenimiento y conservación de la casa que aún perduran en las sociedades más tradicionales (la limpieza del tejado, el encalado de las paredes, el encerado de los pavimentos, la pintura de las puertas y ventanas, entre otros) porque la ausencia en las ciudades de una cultura del uso y mantenimiento y la sociedad de consumo, que no conduce a conservar sino a tirar y sustituir, induce a creer que los edificios se construyen para durar eternamente sin que debamos hacer nada por ellos y sin la intervención mantenedora de los usuarios para alargar en lo posible su vida útil. Conviene no olvidar el consabido refrán español «más vale prevenir que curar», pues, en efecto, los costes que conlleva el mantenimiento y conservación, y las actuaciones derivadas del uso y utilización adecuada de los edificios suponen una inversión rentabilísima por los beneficios de todo tipo que proporcionan al usuario y a la sociedad.
Aunque el uso adecuado de los edificios y sus instalaciones así como la conservación y mantenimiento de los mismos resultan imprescindibles durante la vida útil de los inmuebles, se configuran, sin embargo, como una de las vertientes del proceso constructivo menos evolucionado y con mayores problemas, por falta de concienciación de la propia sociedad y, consecuentemente, de los usuarios y demás agentes intervenientes. La escasa inquietud por el mantenimiento, característica de los últimos tiempos, ha motivado que no se demande tal actividad, acordándonos de ella solo en situaciones extremas, cuando lamentablemente no hay alternativa o cuando la reparación constituye la única salida posible. Ejemplos que ratifiquen lo dicho pueden extraerse, sin dificultad, del entorno próximo donde cada uno vive y se relaciona. Cabe comprobar que cuando en una comunidad de vecinos se trata de conservación y mantenimiento preventivo el asunto no interesa y, la mayoría de las veces, cualquier propuesta suele ser rechazada. Sin embargo, si se produce un daño o avería, la inversión necesaria se aprueba sin discrepancias.